jueves, 25 de octubre de 2018

¿Cual es la mejor estrategia formativa para los docentes?

A estas alturas me imagino que no es necesario seguir insistiendo en la necesidad de formación permanentente para un colectivo como el nuestro. 
Desde mi punto de vista, cada eje de formación cumple una función diferente, de tal manera que es importante conseguir la combinación de ellas que mejor se adapte a nuestras circunstancias e intereses. 
Por una parte, la experiencia nos permite seleccionar con mayor criterio aquellos recursos que pueden ser de interés vinculados al ámbito informal. Además, este tipo de formación se adapta mejor a los ritmos de aprendizaje de cada uno de nosotros, que son muy variados no solo por nuestras diferentes capacidades sino también por la propia disponibilidad de tiempo. Sin embargo, para conseguir desarrollar este mayor, la formación reglada cumple un papel imprescindible, así como, en buena medida, la no formal. 
En buena medida, la enseñanza a distancia virtual permite, en un alto grado, conjugar características de varias vías de formación. De ahí que considere que tiene un potencial muy elevado de desarrollo que como docentes deberíamos intentar explorar al máximo. Por una parte, puede adaptarse a nuestros intereses específicos, al igual que buena parte de la formación informal, al igual que nos permite aprender de manera flexible, adaptándose a nuestra disponibilidad y capacidad. Pero, además, permite explorar campos en los que aún somos legos y, por lo tanto, probablemente aún no nos encontremos con la soltura suficiente para poder ser selectivos eligiendo las vías más adecuadas: en ese caso, la labor de un tutor, en la enseñanza no formal, es fundamental. 
                                               Licencia de imagen: dominio público. Pixabay

También me gustaría poner de manifiesto una de las principales dificultades que encuentro para seguir cursos de formación permanente, de manera formal o no formal, y es la falta de tiempo. De ahí que, en buena medida, acabe optando por explorar la vía informal. Muchos de estos cursos no cuentan con una planificación conveniente, que incluya el tiempo dedicado a la elaboración de productos digitales en el número total de horas de formación. Especialmente he notado esto en el caso de los cursos presenciales. El uso de nuevas metodologías didácticas requiere tiempo para poder elaborar recursos y los cursos de formación deberían de permitir cubrir esta carencia. 
Recientemente he participado en talleres de formación no formal cuyo principal instrumento de evaluación consistía precisamente en la elaboración de recursos didácticos en formato digital, que he podido usar directamente en el aula con alumnos. Me parece que ese es el modelo hacia el que se deberían orientar. 
Además, no me resisto a manifestar lo necesario que es, en ocasiones, el contacto presencial, con compañeros. Esto permite revelar necesidades comunes y adoptar estrategias basadas en el intercambio de experiencias ... aunque evidentemente esto no supone renunciar a otros lazos de conexión.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario